Algo muy importante para el mantenimiento de las armas es su limpieza inmediata y engrasado, cuando ya ha concluido su uso.
Será imprescindible revisar y comprobar las armas y las cartucheras para la pólvora antes de fiestas.
La participación en este acto lleva consigo una responsabilidad mayor debido a las características del mismo. Por tanto, para el buen funcionamiento y su perfecta organización, así como para facilitar la perfecta convivencia entre todos y evitar causar daño ageno, será necesario observar las siguientes NORMAS:
– Llevar la pólvora bien envasada.
– Al inicio de las fiestas, efectuar unos disparos previos de 4 ó 5 detonaciones con fulminantes, con el fin de que el conducto se seque y se elimine todo tipo de impurezas.
– En el momento del disparo, elevad el arcabuz, con el perrillo hacia arriba, ligeramente ladeada la bocacha hacia dentro de la calle.
– No disparar ni antes ni después del acto del Alardo.
– No disparar fuera del itinerario previsto y autorizado para el acto.
– No disparar sobre personas ni cerca de propiedades que puedan quedar dañadas.
– No permitir que efectúen disparos los menores de 18 años.
– Se prohíbe para este acto toda clase de indumentaria que no sea la autorizada por la Comparsa.
– Toda persona que no esté en condiciones normales, por un exceso de bebidas alcohólicas, no será autorizada a tomar parte, o podrá ser expulsada de la formación. Igualmente, queda terminantemente prohibido llevar bebidas alcohólicas en este acto.
– Guardar las distancias que se recomienden -dos metros aproximadamente- entre los arcabuceros para mayor realce del acto y seguridad propia.
– Cumplir estrictamente las ordenes y sugerencias de los jefes de Alardo de cada Comparsa.
– Solo podrán tomar parte en este acto aquellos que la comparsa haya autorizado para disparar y la escuadra que da escolta al Embajador y Abanderadas.
– Todo arcabucero estará obligado a llevar consigo los documentos acreditativos y el distintivo correspondiente. Sin estos requisitos no se podrá disparar.
– Queda prohibido asistir a locales públicos portando pólvora.
– La carga debe ser específicamente la adecuada, unos 10 gramos de pólvora; no se trata de conseguir la máxima detonación, sino la que es conveniente y razonable.
– Orden. Hay que ceñirse a una serie de reglas que deben observarse en la organización a la hora de disparar, guardar un turno o esperar a que el compañero ejecute su detonación antes de volver a realizar otra.
– Si la detonación provoca una llamarada significa que se está realizando un exceso de carga y, aunque para la foto puede resultar atractiva, señala un peligro inminente.
– Con el estallido, el arcabuz puede escaparse de las manos y provocarle algún tipo de problema. Esta situación también está relacionada con un exceso de carga, lo que hay que evitar a toda costa.
– Durante el recorrido hay que abstenerse en todo momento de fumar.
Para que este acto, quizá uno de los fundamentales de nuestra fiesta, resulte todo lo perfecto y bien organizado que todos los festeros deseamos, quienes participen en él, están obligados a observar las siguientes NORMAS:
– No disparar durante el desarrollo de cualquiera de las Embajadas.
– Todo aquél que sea designado para participar en este acto deberá acatar de manera total y absoluta, sin discusiones de ninguna índole, toda sugerencia o mandato de los responsables de la Guerrilla, y estar atentos a sus indicaciones para el cese o comienzo de los disparos durante la celebración del acto.
NOTA: No es conveniente ni acertado derramar la pólvora en el suelo cuando se ha fallado un disparo, lo correcto es introducir otro fulminante y repetir la operación. Si no hay otro remedio, hay que esparcir la pólvora por el suelo con el pie con precaución. También hay que proveerse de un imperdible u otro objeto punzante para desatascar las chimeneas.
Las sanciones a imponer a quienes no cumplan estas normas serán, de menor a mayor grado, las siguientes:
– Ser despojado del arcabuz y de la pólvora.
– Sufrir una multa de tipo económico en la cuantía que estime conveniente la comisión de Alardo o Guerrilla.
– Pagar los desperfectos que pueda ocasionar en caso de daños a propiedades. Igualmente si el daño es infringido a personas.
– Quedar inhabilitado por cierto número de años -o a perpetuidad- para participar en estos actos.
– Ser expulsado de la comparsa a la que pertenece, si así lo estima conveniente, tras el estudio del informe pertinente presentado por la Comisión de Embajadas y Alardo.
– En casos graves, será la autoridad competente, a donde será conducido el autor de los hechos, quien resuelva en último extremo.